Jenson Button ha sido una de las almas perdidas de la F1. Siempre pense en el como un simil de Peyton Manning. Dotado de un indudable talento, que parecía condenado a no ganar nada. Button debutó en el 2000 en Williams, y para aquellos que tienen dudas de las manos del chavo, en Alemania llegó cuarto, remontando 14 lugares, con lluvia en la zona sinuosa del circuito, en llantas de seco.
Pero después la mala suerte pareció perseguirle. Víctima de la necedad de Frank Williams, fue sustituido por Juan Pablo Montoya, justo cuando Williams levantó. Se fue de Benetton un año antes de que se volviera competitivo, para caer en Honda, donde coincidió con la peor época de Honda en su historia como fabricante.
Rubens Barrichello también podría encajar en la definición de alma perdida. Siempre a la sombra de Schumacher en Ferrari, tuvo que cargar con el estigma de ser siempre el segundón (llorón además) del alemán. Al ser sustituido por otro brasileño, no volvió a ver la suya.
Ignoro si la victoria de Button o el impresionante rendimiento de los Brawn GP en Australia fue por los difusores, o tienen otros ases más bajo la manga. Pero sí se esto. Pilotos han tenido autos más dominantes y no han sido capaces de ganar.
La historia de las tres B's (Ross, Jenson y Rubens) es un poderoso recordatorio para el resto de la F1 de que no se trata solamente de gastar dinero a tontas y a locas, sino que en ocasiones, las restricciones presupuestarias pueden ser suplidas con inteligencia, creatividad y determinación. Ross Brawn no recibe un sueldo por su elegancia al vestir, sino por diseñar autos competitivos.
También, la victoria de las 3 B's fue un refrescante "back to basics". Los nomex completamente blancos, autos sin patrocinio y luciendo los colores del equipo (quizá el único pero que le podríamos poner al equipo sea ese horrible color amarillo chillante).
McLaren, Ferrari y demás deben estar trabajando tiempos extra en las mesas de diseño, para encontrar como batir a los Brawn.
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8 years ago
